Nos toca honrar en esta página la figura gallarda del distinguido escritor y poeta don Hilario Martínez Baquero, cuyos inteligentes escritos y exquisitas poesías son bien conocidas por todo el continente a través de los muchos diarios y revistas que haciendo una merecida diferencia las reproducen en sus columnas con simpatía y cariño.
Este escritor que nos ocupa, vive un tanto retirado del bullicio mundano, siendo ello una de las causas que lo hacen desconocido hasta entre nuestros habitantes. Hombre modesto y estudioso, vive entregado a su hogar y a su escuelita; sus amigos son las letras, los libros y los niños que a el acuden en busca e enseñanza.
Amante de la poesía, tiene también su hijo intelectual; se trata de un tomito que titula “ Musa Festiva”, en el que publica en un puñado de hermosas poesías de entre las cuales escogemos las que al final de esta reseña publicamos.
Su Biografía
Don Hilario Martínez Baquero, nació en Tarazóna de Aragón (España), muy joven aun, siguiendo el impulso de los años juveniles, impulsos soñadores de mas amplios horizontes, los busco en estas tierras propicias para los espíritus luchadores, arribando a nuestras playas en 1906. Trasladándose de inmediato al chaco Santafesino (Colonia Florencia) donde organizo y dirigió un colegio primario entre los labriegos de la misma, (colonización Urzaiz). Fracaso esta colonización, (De experimentación en aquella época) y en 1911, ingreso como maestro de grado en el antiguo colegio “Franco Argentino” de 25 de Mayo, de esta provincia. En 1916, con el legitimo anhelo de emanciparse, fundo enm libertad, partido de Merlo, el colegio “Hispano Argentino” que dirigió hasta 1921 en cuya lecha funda con el profesor Modia, en Ayacucho, de esta provincia, 
                           JUICIO DE “EL HOGAR” DE BS. AS.
 Es un librito sin pretensiones en su presentación, y que, no obstante, se caracteriza por una versificación correcta y amena. 
                               
                          PARA EL ALBUM DE MI MADRE
                        
                          ¡Que viejecita estas! Tu nívea frente
                           Profundas huellas de dolor ostenta;
                           Y tus trenzas blanquísimas de 80,
                           Desde aquí te contemplo reverente.
                           Cuando en tus honras de oración ferviente,
                           Adiós, tu alma, su aflicción le cuenta
                           El hijo caro de tu amor ausente.
                           Y en pago, yo quisiera que brotaran 
                           En mis versos, las flores como en Mayo,
                           Que una corona artística formaran.
                            Para tu trenza octogenaria, de hebras
                            Mas blanca que la nieve del mocayo,
                            Y mas que el hilo que en las agujas enhebras.
                        
                        YO PECADOR
                         Al hablar del primer mandamiento:
                         -¿Amas a Dios?- Si padre, y me arrepiento
                         De mis pecados. ¿cierto? – con locura
                         Pero amo mas a su sobrina pura.
                         Arrugo el entre cejo, y con acento 
                         De celo y humildad, dijo: - presiento
                         Que vas a condenarte, criatura,
                         Porque infierno es amor. – precisamente 
                         Pura me llama el cielo. - ¡cielo santo!
                         ¡os vais a condenar eternamente!
                         Pues ni a Pura ni a mi me causa espanto
                         Y si no es mas cruel que ella el infierno…
                         ¡de cabeza me voy al fuego eterno! 
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